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Blog Pablopucelano

Álvaro Rubio, el soporte blanquivioleta.

Álvaro Rubio, el soporte blanquivioleta.

Con motivo de su nueva aparición en la convocatoria vallisoletana, me gustaría hacer un repaso de la trayectoria del que es, para mí, el centrocampista con más clase de la plantilla y uno de los más profesionales de la misma. Y esto no lo digo porque me apetezca, sino porque no ha levantado la voz en las 10 jornadas que se ha tenido que conformar con ver a su equipo desde la grada.

Desde el  1994 hasta el año 2000, Álvaro Rubio fue escalando posiciones en la siempre importante cantera del Real Zaragoza, club en el que se formó como futbolista y al que le debe su participación en el Mundial sub 20 de Nigeria, en 1999.

Este Mundial, en el que España resultó vencedora, ha sido uno de los mayores éxitos de su carrera deportiva. No en vano, España se adjudicó este campeonato de la mano de una de las mejores  generaciones de futbolistas que se recuerdan, de la que formaron parte, entre otros, jugadores como Xavi, Casillas o Álvaro Rubio. Aunque a causa de una desafortunada lesión, el riojano sólo pudo disputar un partido en ese campeonato, si bien, el título es tan suyo como de cualquier otro.

Con la entrada en el nuevo milenio, Álvaro decidió fichar por el Albacete donde permaneció durante seis temporadas en las que vivió un ascenso a Primera, consolidándose y debutando al año siguiente de la mano del ex-atlético César Ferrando, y un descenso a Segunda. Estas diferentes experiencias le proporcionaron una madurez y una sensatez que disfrutamos ahora todos los aficionados blanquivioletas cada vez que el riojano coge el timón del equipo en el centro del campo.

En el año 2006, cuando se le complicaba la negociación para su renovación en Albacete, Caminero acudió veloz a convencerle para aceptar la oferta vallisoletana, uno de los retos más importantes de su carrera deportiva.

Desde entonces, Álvaro se convirtió en un pilar fundamental para nuestro equipo. En su primera temporada, el equipo consiguió un ascenso meteórico, batiendo todos los records y asegurándose su presencia en Primera la temporada siguiente a falta de ocho jornadas para la finalización del campeonato en Segunda División. Hoy hace cuatro años de semejante logro, dicho sea de paso.

En las dos temporadas siguientes, ya en primera, Álvaro Rubio se reveló como el jugador más importante del equipo, perdiéndose un único partido de Liga en la primera temporada y sólo tres en la segunda. Fruto de esta regularidad, el Wigan inglés llamó a su puerta, pero él decidió que su sitio estaba aun a orillas del Pisuerga.

El gran bache deportivo de Álvaro Rubio, con una inoportuna lesión difícil de resolver, coincidió con una desastrosa temporada deportiva del equipo, que desembocó en el descenso a la división de plata. La temporada no pudo ser peor para el fino centrocampista riojano, su equipo descendió de categoría, su lesión sólo le permitió jugar 16 partidos de Liga y  Mendilíbar, su gran valedor desde que llegó a Pucela, fue destituido.

Ya en un Segunda división, y con molestias de la lesión que le amargó la temporada pasada, Álvaro comenzó siendo titular de nuevo en el esquema del nuevo entrenador, Antonio Gómez. Las primeras jornadas volvió a recordar al Álvaro de antes de la lesión, pero con la llegada de una profunda crisis, que acabó con la destitución de Gómez como entrenador y la llegada de Abel Resino, Álvaro perdió poco a poco la titularidad, hasta ser relegado, por primera vez en Valladolid, a la grada.

Ahora, tras varias semanas quedándose fuera de la convocatoria, vuelve a la misma para el partido ante el Cartagena. Desde aquí me gustaría desearle mucha suerte y animarle a seguir trabajando de manera tan prudente y sensata como lo ha hecho hasta ahora. En mi opinión, el centrocampista con más clase del equipo y uno de los mejores profesionales que ha pasado por Valladolid desde que yo tengo uso de razón. ¡ÁNIMO ÁLVARO!

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